Viendo que no consigo ponerme al día en escribir artículos serios en el blog, he decidido no pensármelo tanto y escribir más improvisadamente lo que va ocurriendo en el día a día.
La semana pasada fue la fiesta patronal de Karís, Santa Elena. Algunos días antes ya estaba todo el pueblo herviendo de actividad preparándose para la fiesta mayor, las chicas haciéndose trenzas y comprándose ropas vistosas de segunda mano, los chicos abrillantando los zapatos o entrenando para el partid de fútbol o la carrera de bicicletas, las señoras ensayando en el coro para la gran misa del día de la patrona, los niños haciendo corrillo alrededor de los chiringuitos de buñuelos y dulces que iban apareciendo aquí y allá,las familias animadas con los familiares lejanos llegados por las fechas festivas. En casa limpiaron todas las cortinas, enjabonaron las paredes y compraron un par de gallinas.
Durante toda la semana hubo baile, carrera de bicicletas y de caballos, majorets, la gran misa que tuvieron que hacer doble porque la gente no cabía en la iglesia, y en fin, mucho movimiento y animación.
Yo participé de unas cuantas actividades, pero también me mantuve bastante a cubierto. Así como los habitantes de Karis ya están habituados a verme por aquí, los múltiples visitantes de estos días, ávidos de juerga, me convierten en centro de atención en cuanto me ven. Y debo admitir que a veces se me agota el buen humor, jejejé. Pero bueno, después del temporal siempre vuelve la calma, como dice el dicho popular, y espero que poco a poco Karis recobre la rutina y para mi disminuya el porcentaje de propuestas diarias de matrimonio, jajajajá.
En cualquier caso, y sin respiro después de los días festivos, tuvimos el bautizo de Dadá, la pequeña de 2 años adoptada en la casa donde vivo. Mi creencia de que era huérfana se esfumó al ver aparecer a sus padres biológicos. Ellos están separados y viven en otra ciudad, por eso dejaron a la niña con esta familia de amigos.
Así que por la mañana temprano ya había bastantes personas trajinando por casa, haciendo comida y poniendo guirnaldas en el patio. Pero imaginad que con todas la mujeres que hay en la casa, todo el mundo ajetreado, acabaron enviándome a mi a la iglesia para hacer el papel de madre de la criatura! Suerte que al menos sí estaban la madrina y el padrino, y la pequeña Fló que se atavió su vestido rosa de los domingos para acompañarnos. La ceremonia era conjunta para todos los niños del pueblo, así que la iglesia estaba llena y cada uno fue pasando por el agua bendita. Dadá fue bautizada como Renalda y con el apellido de su padre biológico. Y luego cada uno para su casa a hacer la fiesta. Allí ya habían preparado unas grandes bandejas de arroz con frijoles, y estas estaban encima de la gran mesa barnizada con las 10 sillas talladas, en la sala cenicienta de la nueva casa de bloques de hormigón sin revocar que está en construcción desde hace 5 años y que ya tiene goteras. Pero todo el mundo feliz, de pie alrededor de esa mesa, brindamos con una pequeña botella de sidra, e hicimos los honores a la fiesta de ese angelito que tenemos en casa y que todos queremos. Así que aunque oficialmente no los sea, me considero un poco la madrina de la pequeña Renalda.
Ahí os dejo algunas fotos del bautizo:
Las tres mujeres de casa que fuimos a la iglesia |
los padrinos y la "mamá" de conveniencia |
la iglesia enguirnaldada para el bautizo comunitario |
y la pequeña Dadá también enguirnaldada como una princesita |
los invitados alrededor de la mesa (básicamente los amigos de los padres biológicos) |
La maravillosa abuela adoptiva, verdadera madrina de corazón pero no oficial, que sin embargo se mantuvo toda la fiesta en un discreto tercer plano. |
Y una sola foto de la fiesta de Karis, las "majorets" haciendo el pasacalles con toda la comitiva de niños animados a su alrededor:
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