En este blog encontrareis algunos pensamientos y experiencias de una cooperante en Karis, una pequeña comunidad del nordeste de Haiti con un gran sueño de futuro. Os invito a leer los apartados de "SKDK Y KARIS" y "MOTIVACIONES" para situaros en contexto.

lunes, 9 de agosto de 2010

Cómo las cosas van cambiando poco a poco en Karis. Podemos tener fe en que el mundo puede mejorar.

(Para las personas que no conocen SKDK y Karis recomiendo leer primero los apartados "Motivaciones" y "Karis y SKDK")

Ya hace más de 3 semanas que estoy en Karis. He tenido tiempo de pasear, hablar con la gente, observar... acoplando mi ritmo al de la comunidad, pues ya me han dicho unas cuentas veces que ando demasiado deprisa, jejeje. Y ya hace algunos días que tengo ganas de escribir algunas de las sensaciones que me transmite.

Alguna cosa ha cambiado en las gentes de Karis desde la última vez que estuve aquí en 2008, hace 2 años. 

Los primeros en quien percibí eso fueron los compañeros del SKDK. Las personas han madurado, han ganado confianza en sí mismos y en la asociación, confianza en que pueden hacer algo para mejorar las cosas y que lo están haciendo, confianza en sus sueños y e ideas, y responsabilidad en sus actos y palabras. El SKDK empezó como un brote que con sus hojas brillantes daba cobijo a algunos ideales, proyectos y muy buenas intenciones. Ahora ya es un árbol dando frutos, los proyectos que poco a poco van materializándose y madurando, y pronto dará semillas.
Ahora hay más personas involucradas en la organización, los más veteranos están traspasando responsabilidades a los siguientes, creándose un buen contrapunto entre experiencia y nuevas energías, y llevando el motor de base que sostiene los nuevos proyectos algunos aún tambaleantes.

Pero el cambio que más me gustó percibir es el de la gente de la comunidad. Indicios sutiles pero muy esperanzadores de un cambio en la actitud de cada vez más personas. Me sorprendió sobretodo al principio no oír con tanta frecuencia el tan a menudo agotador “blanco! Dame un dólar”, que antes nos acompañaba siempre en los trayectos por la comunidad, haciendo eco en los niños que nos encontrábamos y muchas veces incentivado por los respectivos progenitores. Ahora cada vez más la gente me dice “bon jou! Kumman w ye?” (buenos días! Cómo estás?), y se acercan para preguntarme cómo me llamo y qué hago en Karis. Casi todos ya conocen el SKDK y la mayoría también el Centro de Formación Profesional. Sienten curiosidad por qué me atrae de esta comunidad, y entonces empezamos a hablar de las cosas buenas de esta tierra fértil, la fuerza de sus gentes y el bonito proyecto que están desarrollando como comunidad, y ellos me explican orgullosos con una sonrisa como han participado en uno u otro proyecto y sus propias iniciativas para mejorar la vida en su casa o su campo. Ya hemos tenido también varias conversaciones improvisadas sobre la forma de construir, la tragedia del terremoto ha despertado una gran inquietud en ese sentido, y muchos se cuestionan la calidad de los edificios de cemento. Otros comentan la problemática del agua, ya sea el exceso que produce riadas y se lleva las tierras y las cosechas, o bien la dificultad para acceder a un agua tratada potable. Ya hace varios años que cada temporada las cosechas son menores, las fuertes lluvias incontrolables se llevan los brotes tiernos de arroz, las flores de los mangos y pudren los frijoles en su mata. Los campesinos hacen canales, diques e intentan hacer cultivos mixtos que puedan protegerse los unos a los otros. Y este año además se ha sumado el aumento de la población por la llegada de los exiliados de Port-au-Prince. Pero en paralelo tenemos a los jóvenes estudiantes del Centro de Formación Profesional, ilusionados, fuertes, responsables y formándose para ser futuros técnicos agrícolas y constructores, emprendedores que pueden generar prosperidad en su comunidad.

Esa es la principal evolución, percatarse que las propias personas tienen la capacidad y la fuerza para hacer cambiar las cosas, que todos pueden participar, y que es responsabilidad de todos hacer que ese cambio sea a mejor.

Y aquí estoy yo, agradecida por el privilegio de encontrarme en esta tierra-madre, de poder compartir el camino de estas gentes, y diciéndome a mi misma que también es mi responsabilidad hacer que ese cambio sea a mejor, pues estoy aquí, ahora soy una más de esta comunidad, cada uno de mis gestos es importante tanto como el de los otros, y todos juntos hacemos el camino al andar.

1 comentario:

  1. Que bueno es saber que las personas son aun capaces de ponerse de acuerdo para cambiar el rumbo de las cosas, y redirijir el timon a un buen puerto. Que bueno es ver que estas tomando buena nota de ello...
    espero ilusionado los proximos episodios
    abraço
    jaime

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