Las clases en el Centro de Formación Profesional de Karis discurren tranquilas y estimulantes con el verde de los campos de arroz como paisaje de fondo. Las montañas sin árboles también nos recuerdan la necesidad de cuidar el medioambiente. Y precisamente eso hemos estado trabajando las últimas semanas. Frente a la respuesta recurrente de “es que aquí no hay recursos ni trabajo” hemos estado intentando reconocer los recursos que sí tenemos y las posibilidades de trabajo que nuestro entorno nos ofrece. ¿Y esa frase que tanto he escuchado: “aquí no tenemos agua”? ¿Cómo se puede decir eso en un lugar donde llueve cada día y los ríos fluyen abundantes? ¿Cómo cambiar ese subconsciente fatalista y de derrota? Poco a poco las alumnas y alumnos han ido reconociendo el valor de su tierra fértil, su clima bondadoso, la cultura de sus antepasados... Y cómo nos reímos sorprendidos al recordar todas esas herramientas, instrumentos y cosas útiles que todos habían visto en manos de sus abuelos y que ahora habían olvidado intentando substituirlos por cachibaches de plástico caros e inútiles: las tinajas de arcilla que enfriaban el agua, las calabazas que hacían de platos, el molino de caña casero, instrumentos musicales imposibles de describir, zapatos de madera para caminar en el barro... Y luego nos ponemos a pensar por qué se está perdiendo esa cultura, al mismo tiempo que se están perdiendo los campos de arroz, al mismo tiempo que la gente está pasando hambre para poder construirse una casa de cemento que nunca llegarán a acabar.
Les mostré fotos del desierto, de las grandes ciudades contaminadas y grises. Hablamos del consumismo compulsivo, de las grandes potencias económicas, de las empresas que sólo quieren vender aunque sea al precio de la salud de nuestro planeta y los que en él habitamos. De cómo sin saberlo estamos controlados por los intereses económicos. Los campos de arroz están secos porqué durante un tiempo el arroz norteamericano era más barato que el local y los campesinos dejaron de cultivar los campos, pero ahora que el precio del arroz importado ha subido la gente pasa hambre porque los campos se perdieron. De nuestra responsabilidad con la Tierra, pues si ella muere nosotros también lo haremos, y cómo nosotros podemos ser sus pastores y cuidarla, en lugar de ser virus que la debilitan. La esperanza de los jóvenes como ellos mismos, porqué están formándose y podrán ser agentes de un desarrollo sostenible para su comunidad, su país y el mundo.
guapa!!
ResponderEliminarque bé llegir aquesta reflexió...molt necessària!! i escolta, com estàs?! heu superat el còlera i l'huracà!? explica coses de tu guapa...
un petó enorme
mireia